Todos pasamos momentos en los que la vida parece como una noria. Una noria que le gusta bajar pero le cuesta subir. Momentos en los que estamos tristes o nos rodea la melancolía y en cambio momentos en los que derrochamos felicidad por todos lados y sonreímos a todo el mundo.
Últimamente me siento así, feliz por todo lo bueno que me pasa y tengo alrededor; quién sabe cuánto durará, si se llegará a estropear o si no tardará mucho en volver a bajar.
¿Pero a quién le importa?
Si se trata de disfrutar ahí estaré yo para aprovechar cada segundo de una maravillosa compañía o de una buena cerveza tumbado en la hierba con unos colegas. Porque sé que si la noria vuelve a bajar de nuevo, tardará bastante en volver a subir y dejar las cosas como estaban.
Una cosa que sé con seguridad es que no suele quedarse quieta. O está subiendo o bajando, es extraño que se quede arriba constantemente o abajo mucho rato, aunque se nos haga eterno.
¿A qué le tenemos más miedo?¿A que se quede sin fuerzas para volver a subir o que al llegar arriba temamos por caer? Eso os lo dejo a vosotros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario